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La novena de Navidad 2020 en Ecuador: fe entre pantallas, velas y villancicos

La novena de Navidad 2020 en Ecuador: fe entre pantallas, velas y villancicos

En diciembre de 2020, cuando el mundo aún aprendía a vivir con mascarillas y abrazos a distancia, en Ecuador muchas familias se hicieron la misma pregunta: ¿y ahora cómo rezamos la novena? Nadie quería soltar una tradición que huele a canela, suena a villancico y convoca a chicos y grandes frente al pesebre. Aquella temporada dejó imágenes nuevas: abuelos que aprendieron a encender la cámara del teléfono, grupos de WhatsApp rebosantes de audios con oraciones y niños sosteniendo al Niño Jesús frente a una tablet. Fue distinto, sí, pero no por ello menos profundo.

Este artículo recorre, con memoria y detalle, cómo se vivió la novena navideña en 2020 en el país, qué se mantuvo y qué se transformó, y cómo muchas comunidades lograron sostener la devoción al Niño Jesús desde la sala de casa o a través de una transmisión en vivo. Hablo también desde la experiencia: participé en varias celebraciones, con vecinos del barrio y con primos que viven en otras provincias. Entre rezos por Zoom y chocolate caliente, aprendimos a atar la fe a los recursos disponibles sin perder el sentido.

¿Qué es la novena y por qué importa tanto en Ecuador?

La novena de Navidad es un rezo comunitario y doméstico que se realiza durante nueve días, del 16 al 24 de diciembre. Tiene estructura sencilla: una oración inicial, una reflexión o “consideración” para cada día, letanías al Niño, los tradicionales gozos, peticiones y cantos. En Ecuador se la conoce con nombres como novena del Niño Jesús o novena navideña. No hace falta ser teólogo ni tener una liturgia compleja. Lo esencial está en la reunión, la palabra compartida, la música y el pesebre preparado con cuidado.

La tradición ecuatoriana tiene su propio acento. En muchas ciudades se acostumbra el “Pase del Niño”, procesiones que expresan fe popular, danza y color, con especial fuerza en Cuenca y sus parroquias. En casa, la escena se completa con pristiños bañados en miel, buñuelos humeantes, chocolate espeso y el pesebre armado con musgo, casitas de barro y estrellas recortadas por los niños. La novena no es un acto aislado. Es la antesala viva de la Nochebuena, el hilo que cose la espera del Adviento con la alegría de la Navidad.

2020: el año en que la novena se volvió híbrida

 2020: el año en que la novena se volvió híbrida

El 2020 obligó a repensar todo. Las autoridades sanitarias insistían en evitar reuniones numerosas y mantener cuidados básicos. Muchas parroquias optaron por transmisiones en Facebook Live y YouTube para acompañar a los fieles. Familias que solían ir cada noche a casa de los abuelos, esta vez se conectaron por videollamada. Hubo creatividad y también nostalgia. Pero la devoción se defendió con uñas y corazón.

Recuerdo un 16 de diciembre frente a la pantalla, con tres generaciones repartidas entre Quito y Loja. Una prima tocó la guitarra al otro lado del cable; del nuestro, los niños levantaron estrellitas de papel y un pequeño ángel de cartón. El canto salió a destiempo, cada quien con su retardo de internet. Aun así, el sentimiento estaba allí. “Nadie se salva solo”, dijo el papa Francisco muchas veces aquel año. Esa frase se volvió brújula: rezar juntos, aunque sea a kilómetros de distancia, no solo sostenía la fe; también sostenía el ánimo.

Lo que se mantuvo

  • La estructura tradicional: oración para todos los días, consideración, gozos y letanías.
  • El pesebre como centro. Muchas familias lo ampliaron, como si armarlo fuera rezar con las manos.
  • Villancicos conocidos que todos pueden entonar, desde Noche de paz hasta Mi burrito.
  • La solidaridad: canastas para vecinos, donaciones, llamadas a quien estaba solo.

Lo que cambió

  • El formato: de la sala repleta a la pantalla compartida.
  • Los anfitriones: cada noche “recibía” la reunión una casa distinta, pero virtual.
  • El tiempo: reuniones más cortas, con pausas para que los mayores siguieran el ritmo.
  • La música: guitarras y panderetas, sí, aunque con sincronía imperfecta por la conexión.

️ Cómo rezar la novena en casa, paso a paso

Si algo demostró 2020 es que la novena funciona en cualquier formato, siempre que haya intención y respeto. Aquí un esquema práctico que he utilizado y recomiendo, útil para familias, grupos de amigos y comunidades pequeñas.

Guion sencillo para cada noche

  • Abrir con una vela encendida y una breve bienvenida. Si hay videollamada, explicar el orden para evitar interrupciones.
  • Oración para todos los días. Se puede usar la versión tradicional del Niño Jesús, muy difundida en Ecuador.
  • Lectura o reflexión del día. Un párrafo claro, adecuado para niños y adultos.
  • Gozos. Cada verso puede ser recitado o cantado en coro.
  • Intenciones: peticiones y agradecimientos. En 2020 abundaron oraciones por enfermos, personal de salud y trabajo estable.
  • Canto final. Un villancico corto que todos conozcan.
  • Bendición del pesebre y, si es 24 de diciembre, colocación del Niño.

Roles sugeridos

  • Quién guía: procura un tono cercano y sin prisa.
  • Quién lee: alterna voces, que participen niños, jóvenes y abuelos.
  • Quién canta: puede marcar el ritmo y proponer el tono.
  • Quién coordina la videollamada: silencios, turnos, compartir la pantalla del texto.

Calendario y temas

Tradicionalmente la novena empieza el 16 de diciembre. A continuación, un esquema posible para esos nueve días. Es una guía flexible que funcionó bien en 2020 y sigue sirviendo.

Día Fecha Motivo Gesto simbólico Canto sugerido
1 16 de diciembre La espera del Adviento Encender una vela morada Ven, ven, Señor, no tardes
2 17 de diciembre José, custodio silencioso Colocar la figura de San José en el pesebre Vamos, pastores, vamos
3 18 de diciembre María y su sí Una flor junto a la imagen de María Magníficat (recitado o cantado)
4 19 de diciembre Los profetas y la promesa Leer una breve profecía de Isaías Campana sobre campana
5 20 de diciembre El camino a Belén Colocar la figura del burrito y el buey Mi burrito
6 21 de diciembre La posada que falta Dejar una puerta o ventana entreabierta como signo de acogida Pidiendo posada
7 22 de diciembre Los pastores Añadir pastores al pesebre Los peces en el río
8 23 de diciembre Los ángeles Colocar estrellas de papel Gloria a Dios en las alturas
9 24 de diciembre Nace el Niño Poner la imagen del Niño en su cuna Noche de paz

Voces y ecos de un diciembre distinto

 Voces y ecos de un diciembre distinto

En esos días escuché historias que aún me acompañan. Una maestra de Portoviejo organizó la novena con sus alumnos usando audios de WhatsApp para que nadie quedara fuera por fallas de señal. En Cuenca, un grupo de vecinos leyó cada noche desde el balcón, a las 19:00, mientras el resto seguía desde la vereda con mascarillas. En Guayaquil, una familia armó un pesebre en la terraza para rezar al aire libre y repartir un vaso de canelazo sin aglomeraciones. Allí estaba el pulso del 2020: cuidar y cuidarse sin romper lo esencial.

La tradición no se deshizo, se transformó. Viene a cuento la frase del compositor Gustav Mahler: “La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la preservación del fuego”. Ese fuego, en 2020, ardió en pantallas pequeñas, en balcones con luces, en llamadas de diez minutos para incluir al tío que vive solo.

La novena en versión digital: herramientas, rutinas y pequeños trucos

¿Qué funcionó mejor cuando se rezó a distancia? La clave fue simplificar. Compartir el texto en PDF, fijar un horario corto y cuidar el orden. La tecnología no reemplaza la presencia, pero facilita la compañía.

  • Plataformas: Zoom para grupos grandes; Google Meet, Jitsi y WhatsApp para grupos familiares.
  • Textos: un documento común en la nube para que todos lean lo mismo.
  • Audio: quien canta o guía debe estar cerca del micrófono. El resto, en silencio durante el canto para evitar eco.
  • Duración: 25 a 35 minutos mantuvieron la atención de niños y adultos.
  • Inclusión: si alguien no puede conectarse, enviarle el audio con la oración del día.
Formato Ventajas Desafíos Sugerencias
Presencial en casa Calidez inmediata, canto en vivo Aforo reducido y cuidados sanitarios Reuniones pequeñas, ventilación, tiempos cortos
Videollamada Incluye a parientes lejanos Retraso de audio, distracciones Un guion claro y un moderador
Audios por WhatsApp Acceso simple y asincrónico Menos interacción en vivo Encadenar audios en orden; un canto al final
Transmisión parroquial Sentido comunitario amplio Participación unidireccional Preparar el pesebre en casa y seguir activamente

Un apunte para la familia

Que participen los niños. En 2020 fueron protagonistas. Pintaron estrellas, escribieron intenciones, se atrevieron a cantar solos. Darles un rol claro sostiene su atención y le da a la novena tono de hogar. Con los abuelos, la paciencia fue clave: repetir las instrucciones y, si hace falta, hacer una llamada previa para probar la conexión. Lo más valioso no fue la perfección técnica, sino la sensación de estar juntos.

Sonidos, sabores y símbolos: la identidad ecuatoriana en la novena

La novena no solo se reza, también se huele, se canta, se saborea. En Ecuador, el repertorio de villancicos se mezcla con ritmos locales. Hay quienes intercalan pasillos suaves con los clásicos. En 2020 muchos rescataron instrumentos caseros: maracas hechas con botellas y arroz, tambores de lata y panderetas con tapas.

  • Villancicos infaltables: Noche de paz, Los peces en el río, Vamos pastores, Mi burrito.
  • Gozos al Niño: versos breves que se repiten en coro, parte del ADN de la novena en la región andina.
  • Sabores: pristiños con miel de panela, buñuelos espolvoreados con azúcar, chocolate caliente o canelazo sin alcohol para los niños.
  • Decoración: musgo, luces cálidas, artesanías de barro, angelitos de papel y estrellas hechas a mano.

Hubo gestos nuevos que llegaron para quedarse. Algunas familias crearon “el rincón del agradecimiento”: un frasco de vidrio en el que, cada noche, se guardaba un papelito con algo por agradecer. Otros pusieron en el pesebre una pequeña cruz de palito por cada familiar lejos o enfermo, una forma sobria de rezar con símbolos.

️ El Pase del Niño y otras expresiones de fe popular

En Cuenca, el Pase del Niño Viajero suele convocar multitudes el 24 de diciembre, con bandas, danzantes y comparsas. En 2020 no se realizó de modo masivo. Se optó por actividades reducidas y transmisiones, un esfuerzo por cuidar la tradición sin poner en riesgo a la gente. En otras ciudades hubo decisiones similares: procesiones suspendidas, misas con aforo limitado y protocolos en los templos. Aun así, muchas parroquias acompañaron con materiales para rezar en casa y horarios para confesiones o visitas breves al nacimiento.

También en barrios y comunidades rurales se mantuvo la costumbre de “visitar” el Niño, esta vez en formato de camino corto: tres o cuatro casas cercanas, en horario escalonado. Fue una solución prudente y cercana, con mascarilla, alcohol en gel y cantos suaves al aire libre.

La novena como escuela de solidaridad

 La novena como escuela de solidaridad

El 2020 fue duro en lo económico y en lo emocional. La novena sirvió de puente para apoyar a quien más lo necesitaba. Algunas familias unieron el rezo con una campaña de alimentos, otras apadrinaron una canasta para un vecino sin empleo. En parroquias urbanas de Quito y Guayaquil se organizaron puntos de recolección para comedores solidarios. La devoción al Niño Jesús tocó bolsillo y manos.

En ese espíritu, resonó fuerte una idea repetida por el papa Francisco durante la pandemia: “Nadie se salva solo”. Rezar juntos nos recordó que la fe se demuestra en gestos concretos. Un sobre anónimo con útiles, un mercado entregado sin fotos ni anuncios, una llamada semanal al adulto mayor del edificio. La novena, vivida así, fue catequesis y acción a la vez.

Preguntas que muchos se hicieron en 2020

¿Se podía rezar la novena en el templo?

En varias ciudades se habilitaron celebraciones con aforo reducido y medidas sanitarias. Muchas parroquias combinaron actos presenciales limitados con transmisiones en vivo. La pauta general fue evitar aglomeraciones y priorizar la salud, por eso creció la versión doméstica.

¿Cómo involucrar a quienes no usan tecnología?

La solución más inclusiva fueron los audios. Enviar una nota de voz con la oración del día y un canto permitió sumar a abuelos y vecinos sin complicaciones. Otra opción fue imprimir el texto y repartirlo con anticipación, cumpliendo cuidados básicos.

¿Qué hacer con los cantos si la conexión va mal?

Un truco simple: que solo uno cante con el micrófono abierto, y los demás acompañen en casa. O cantar a capela, en coro, en encuentros presenciales pequeños. La música aguanta el viento y los quiebres de señal.

¿Y los niños?

Darles tareas concretas: leer una intención, encender la vela, presentar la figura del día. Si preparan un dibujo y lo muestran al final, esperan el momento con ilusión. Es su fiesta y es su historia.

Textos base y recursos útiles

Los materiales más usados fueron los de la novena tradicional al Niño Jesús, difundidos por parroquias y editoriales católicas. Muchas comunidades publicaron PDFs con oraciones y gozos. En redes sociales se crearon listas de reproducción con villancicos para acompañar cada noche. Algunas ideas prácticas:

  • Descargar un cuadernillo digital con la novena y compartirlo en la familia.
  • Imprimir solo las páginas esenciales y plastificar para que duren años.
  • Armar una playlist con versiones locales de villancicos.
  • Seguir las páginas de la diócesis o parroquia para revisar horarios de transmisiones.

Un ejemplo de noche, minuto a minuto

Para quienes prefieren orden, dejo un esquema de 30 minutos que usé en 2020. Sencillo y eficaz.

  • 00:00 a 02:00 Bienvenida y señal de la cruz.
  • 02:00 a 07:00 Oración para todos los días.
  • 07:00 a 12:00 Lectura o meditación del día.
  • 12:00 a 18:00 Gozos. El guía marca el ritmo.
  • 18:00 a 24:00 Intenciones y peticiones libres.
  • 24:00 a 29:00 Villancico final con guitarra o a capela.
  • 29:00 a 30:00 Bendición del pesebre y despedida.

Detalles que marcan la diferencia

Pequeños cambios hacen la novena memorable. En 2020, por ejemplo, funcionó muy bien preparar una “caja de novena” con todo lo necesario: velas pequeñas, fósforos, el texto impreso, una estrella extra y un pequeño frasco de miel para los pristiños de la última noche. También se valoró tener un cuaderno donde anotar intenciones y agradecimientos. Al año siguiente, leerlo es un ejercicio de memoria y gratitud.

En los cantos, evitar afinarse obsesivamente. Lo importante es la participación. Si alguien toca la guitarra, que no tema un acorde mínimo. Si no hay instrumentos, el coro de voces basta. En 2020, con conexiones intermitentes, la sencillez ganó la partida.

Memoria de una tradición viva

 Memoria de una tradición viva

Una novena también se conserva en fotos y relatos. Aquel diciembre, muchos hicimos capturas de pantalla con mosaicos de rostros. Esos registros ya son parte del álbum familiar. Anotar quién guio cada noche, cuál fue el villancico más coreado o qué niño presentó al Niño el 24 sirve para hilvanar historias. Con el tiempo, ese archivo contará cómo la fe se sostuvo incluso en días inciertos.

️ Lo que nos enseñó 2020 sobre la novena

De aquel año quedó la certeza de que la devoción es flexible. El pesebre entendido como escuela de ternura y simplicidad cabía en la sala, en el patio y también dentro de un teléfono. La novena dejó de ser “evento” para convertirse en hábito íntimo y comunitario. Las familias que quizá solo acudían a la casa de los abuelos descubrieron el gusto de preparar la oración en su propio hogar. Los abuelos, a su vez, aprendieron otra manera de convocar a los suyos.

Con el paso de los meses, muchas costumbres regresaron a su formato original. Sin embargo, algo quedó: la conciencia de que las pantallas, cuando se usan con intención, pueden acercar. Y que la tradición, cuando conserva el fuego, ilumina sin quemar.

Una mirada al pesebre: signos que hablan

El pesebre de 2020 tuvo signos propios. Vi pequeñas mascarillas de tela en pastores de barro, hechas con retazos. Vi estrellas con nombres de quienes partieron ese año, colgadas discretamente. Vi una cuna vacía esperando hasta medianoche, como siempre, pero rodeada de papeles con frases de esperanza. El lenguaje de los signos fue sencillo y elocuente.

Si hoy alguien desea integrar esa memoria a su novena, puede hacerlo con gestos sobrios: una vela por los ausentes, una canasta de alimentos junto al pesebre lista para compartir, una tarjeta con un “gracias” por cada noche de rezo.

️ La novena 2020 en distintas ciudades

️ La novena 2020 en distintas ciudades

Quito

En varios barrios se organizaron novenas por cuadras para mantener grupos pequeños. Las parroquias urbanas transmitieron misas y oraciones, y animaron a llevar el pesebre a la sala de casa. Hubo balcones iluminados y villancicos cantados al aire libre a tempranas horas.

Guayaquil

Se priorizaron reuniones familiares reducidas y horarios escalonados para visitas breves al templo. Las transmisiones desde iglesias del centro tuvieron alta audiencia. La música se escuchó en terrazas y patios con brisa.

Cuenca

La suspensión del Pase del Niño Viajero masivo marcó el tono. Aun así, la ciudad conservó su espíritu: pesebres elaborados, rezos en casa y guitarras afinadas con paciencia. Los artesanos mantuvieron vivo el oficio, adaptando la venta de figuras y luces.

Lista útil para organizar tu novena

  • Texto de la novena impreso o en PDF.
  • Una vela por noche y fósforos a mano.
  • Lista corta de villancicos con letras visibles.
  • Pesebre completo y espacio para agregar figuras según el día.
  • Dispositivo cargado y conexión probada, si será virtual.
  • Un cuaderno para intenciones y agradecimientos.
  • Un detalle dulce para el final: pristiños, buñuelos o chocolate.

Para quienes aman el detalle: guía de lectura breve para cada día

Sin copiar textos tradicionales en su extensión, propongo una clave para meditar cada noche. Funcionó en 2020 y sigue siendo valiosa.

  • Día 1: Espera activa. Preguntarse qué quiero ofrecer al Niño este año.
  • Día 2: José, el discreto. Aprender a cuidar sin aparecer.
  • Día 3: María, disponibilidad. Decir sí a lo bueno que llega.
  • Día 4: Palabra que promete. Sostenerme en lo que da sentido.
  • Día 5: Camino exigente. Perseverar en medio de cansancios.
  • Día 6: Puertas que se abren. Ser casa que hospeda.
  • Día 7: Pastores vigilantes. Estar atentos a los pequeños signos.
  • Día 8: Ángeles mensajeros. Llevar paz a quien la necesita.
  • Día 9: El Niño. Celebrar la vida que inicia, humilde y luminosa.

️ Lo que quedó como aprendizajes duraderos

Muchos descubrimos que una tradición tan querida como la novena puede enriquecerse con hábitos simples. Preparar con antelación los textos evita improvisaciones largas. Rotar los lectores anima a todos. Ajustar el horario a la realidad de la casa evita que la oración se vuelva pesada. En 2020 se desechó el exceso y se abrazó lo esencial.

Vale repetir la idea que nos sostuvo en aquellos meses difíciles: la fe se hace fuerte cuando se comparte. En un país de barrios amistosos y plazas conversadas, la novena sigue siendo el momento del año en el que la casa se abre, la mesa se prepara y el pesebre enseña con su silencio.

Cerrar el círculo sin cerrarse

 Cerrar el círculo sin cerrarse

Si alguien me pregunta qué fue la novena de Navidad 2020 en Ecuador, diré que fue una mezcla de pantalla y vela, de guitarra y micrófono, de nostalgia y reinvención. No fue perfecta, pero fue real. El Niño, en su cuna pequeña, nos recordó que lo grande suele nacer discreto. Y que la tradición, cuando se vive con inteligencia y cariño, encuentra su camino incluso en tiempos raros.

Quienes guardaron esas noches en el corazón hoy tienen una historia que contar. Tal vez el año siguiente volvieron a llenar la sala. Tal vez conservaron la costumbre de invitar por videollamada al primo que vive fuera. De una forma u otra, la novena sigue encendiendo la casa. Y eso, al final, es lo que importa.