El Viernes Santo, conmemorado el 29 de marzo, es una fecha de gran solemnidad en Ecuador, dedicada a recordar la crucifixión y muerte de Jesucristo, un momento central en la fe cristiana. Las iglesias organizan procesiones silenciosas con imágenes religiosas, como el Cristo de la Agonía, acompañadas por tambores y cánticos fúnebres, mientras los fieles visten de luto y llevan velas o flores. En ciudades como Quito y Cuenca, estas procesiones recorren las calles empedradas, atrayendo a miles de devotos que reflexionan sobre el sacrificio de Jesús. Las familias preparan alimentos sencillos como el pan y el queso, evitando celebraciones ruidosas, y algunas comunidades realizan dramatizaciones de la Pasión. Este día fomenta la introspección y la solidaridad, consolidándose como un pilar de la identidad religiosa ecuatoriana.
